Hoy hace un año...

Tal día como hoy hace un año, en España aparecía una nueva estrella, la estrella de campeones del mundo. Costo lo suyo, pero tras goles cantados fallados, goles fantasma, agresiones claras no pitadas e incluso un árbitro egipcio, cuyo nombre prefiero no mencionar, al que no le dio la gana que elimináramos a la selección anfitriona anulando dos goles por sendos fuera de juego que solo debió ver el. Pero por fin, en Sudáfrica logramos la estrella de campeones del mundo.

Llegábamos a la cita de Sudáfrica como campeones de Europa en 2008 y por primera vez, en el sorteo fuimos cabezas de serie. Y el sorteo nos dejó en el grupo H con Suiza, Honduras y Chile como compañeros de viaje. Pero el peligro estaba en el grupo de al lado, porque en el Grupo G nos podía tocar Costa de Marfil, Portugal o el verdadero coco del grupo: Brasil. De Corea del Norte no había que preocuparse, ya que era el cero a la izquierda de ese grupo.

El primer partido lo perdimos por la mínima ante Suiza, el segundo lo ganamos con solvencia ante Honduras por 2-0 y ganamos 2-1 y sufriendo a Chile, lo que nos permitía pasar a octavos evitando a Brasil hasta la final. Pero las verdaderas sorpresas llegaron en los grupos A y F cuando las dos selecciones que disputaron la final en la edición de Alemania, en 2006, Francia e Italia, se fueron a casa en la fase de grupos y lo que es peor, sin ganar un solo partido. La campanada la dio Eslovaquia en el Grupo F, al ser la responsable de la eliminación de Italia y por clasificarse para octavos de final en su primera participación en un Mundial. En el Grupo D, Australia rozo la machada, pero la diferencia de goles le impidió pasar a octavos de final en detrimento de Ghana. Salvo las deshonrosas excepciones de Italia y Francia, todos los favoritos al título pasaron a octavos de final con cierta solvencia.

La primera ronda a cara o cruz nos enfrentaba a la Portugal de Cristiano Ronaldo, que hizo un alarde de racanería que la Roja logro doblegar con paciencia y por la mínima. En las demás eliminatorias se iba cumpliendo con el guion esperado en mayor o menor medida: Uruguay eliminaba a Corea del Sur, Ghana daba una pequeña sorpresa y eliminaba a Estados Unidos, Holanda pasaba a cuartos a costa de la novata Eslovaquia, Brasil se cargaba a su vecina Chile, Argentina vapuleo a México, Alemania goleo, no sin cierta polémica, a Inglaterra y la rival de España en cuartos de final sería una Paraguay que derroto a Japón en la tanda de penaltis.

En la que durante muchos años fue la ronda maldita, la Roja sufrió en un partido en el que varias veces se rozó el desastre, pero entre los postes, Iker Casillas parando un penalti y otro solitario gol de Villa, se rompió el maleficio. En semifinales nos esperaba una espectacular Alemania que había tratado a la Argentina de Messi y Maradona como si fuera un vulgar muñeco de trapo. Por el otro lado del cuadro, Ghana estuvo a punto de lograr un histórico pase a semifinales, pero un penalti fallado por Asamoah Gyan en la prorroga provoco la tanda de penaltis en la que triunfo el cuadro charrúa, que ya, independientemente de lo que pasara en semifinales, había firmado su mejor resultado mundialista desde México 1970. En el otro partido, Holanda dio otra pequeña sorpresa y eliminaba a Brasil en un partido que la “canarinha” controlo hasta que un autogol de Felipe Melo puso el empate a un partido en el que la “oranje” no había hecho méritos para ganar y en la que todo apuntaba a una final Brasil-Alemania o Brasil-España. Pero tras ese autogol, todo cambio y Sneijder metió un gol que metía a los tulipanes en las semifinales del Mundial doce años después de su última comparecencia en la penúltima ronda.

En semifinales, España logro anular el futbol espectáculo de Alemania y le supero en todo. Y en una jugada de estrategia, Carles Puyol metió el gol que le daba a la Roja el pase a la ansiada final de Johannesburgo. En la otra semifinal, Holanda doblego a Uruguay por la mínima con un 2-3. En el partido por el 3er y 4º puesto, hubo un espectacular duelo entre los charrúas y los teutones que acabaron llevándose estos en los últimos minutos, repitiendo el tercer lugar obtenido cuatro años antes en Alemania 2006.

En el Soccer City de Johannesburgo, y ante la mirada de 90.000 personas en el estadio y millones en todo el mundo, Holanda y España disputarían el partido 64, el último del Mundial. Por desgracia, en ese partido, Holanda decidió dejarse en el hotel ese futbol elegante y efectivo que hizo que en la década de los 70 recibieran el apodo de la “Naranja Mecánica” y que tan buenos resultados les había dado para sacar un futbol subterráneo totalmente inconcebible para la “oranje”. Mientras España ponía el buen juego, Holanda puso las patadas casi criminales, de tal forma que quedo claro por juego quien merecía ganar. Pero tras 90 minutos de partido y otros 26 de prórroga, en un acto de justicia poética, ese loco bajito y pálido que responde al nombre de Andrés Iniesta metió un tiro cruzado que sirvió para que España por fin pudiera lucir la estrella de campeones del mundo.

Respecto al vergonzoso juego que desplego Holanda, hay que decir que jamás hubieran podido jugar así si no hubieran tenido la permisividad que tuvo Howard Webb. Lo puedo decir sin miedo a equivocarme: Si Holanda acabo el partido con diez y no con ocho fue porque a ese elemento, por llamarlo de alguna manera, sencillamente no le dio la gana. Y no lo digo por decir, que conste. Para empezar, Holanda debió quedarse con diez en el minuto 28, que fue cuando De Jong le atizo una patada voladora a Xabi Alonso que un árbitro mínimamente decente no hubiera dudado en sacarle a De Jong la roja directa por esa entrada más roja que el Ferrari de Fernando Alonso y que elevo a De Jong a la categoría de criminal de guerra. Pero el tal Howard Webb castigo con una mísera amarilla esa entrada criminal que era para llevarse a De Jong al juzgado más cercano al acabar el partido. Y luego Arjen Robben se mereció la expulsión por sus duras entradas y por sus constantes protestas. Pero lo que tenía narices es que a Webb le costaba lo suyo sacar amarillas a los holandeses con entradas feísimas mientras que a España se las sacaba con entradas que eran meras caricias al lado de lo que hacía Holanda. Y a Heitinga lo expulso porque literalmente no tenía remedio. Resumiendo, que la actuación de Howard Webb aquel día fue para, sencilla y claramente, darle de comer aparte.

¡La próxima vez más, pero no mejor, porque eso es imposible!

Yo soy fiel a La Roja.